miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Regalo

Ayer fue un gran día. Si, se que no encaja demasiado bien con el ritmo de vida que estoy llevando estos últimos meses, pero he de reconocer que ayer fue genial.
En ocasiones me gusta ver como la gente va de un lado para otro e imaginar dónde irán, qué tipo de vida tiene, si serán felices y si se sentirán satisfechos de si mismos cuando se acuesten. Yo, obviamente, lo que sienten los otros no lo se, se lo que siento yo y puedo aseguraros que soy muy feliz.
Todo lo que me ocurre no es completamente de mi agrado, para que engañarnos: quiero un chalet en PolarisWorld, un cochazo que me haga sentir que "me gusta conducir" y un hombre que cuando me levante me diga "Fiona eres un ángel caído del cielo cuando duermes". ¿POR QUÉ NO? Puestos a pedir.
Pero bien, dejando de lado estas fantasías no estoy mal del todo. Como empezaba a contaros, ayer fue un gran día: hicimos una cena navideña en mi casa mis compañeras y yo y ¡¡recibimos regalos de nuestro amigo invisible!! (¿Ha sonado muy infantil? Sorry; sigo emocionándome con los regalos).
Parece mentira pero abrir un regalo alegra, te vas a la cama con una sensación extraña (¿Alegría? ¿Emoción? ¿Nerviosismo por usarlo-barra-estrenarlo?) y piensas si tu regalo habrá provocado lo mismo. El mío me encantó, elevó mis pensamientos y pensé en mi vida, en la vida de los otros, en que no creo que nadie no sea feliz, hay que disfrutar de las pequeñas cosas y de éstas la vida está llena.
Además, mi regalo me hizo reflexionar sobre la esencia de un regalo en sí, reflexión que compartiré ahora mismo con vosotros y que, seguro, estas fiestas os va a servir para acertar con vuestras compras. Ahí va: pensad en la persona a la que le vais a hacer el querido regalo, identificad aquello que más le gusta, descubrid cómo piensa, cómo viste y atended a las cosas que dice en los momentos más relajados, en los momentos de intimidad y que expresa sin pensar. Sólo así encontrareis el regalo perfecto para esa persona. Conmigo acertaron de lleno, con todo en lo que anoche recibí, pase una noche perfecta, una noche durante la cual se me olvidaron las preocupaciones y los quehaceres. Se me olvidó que la vida era dura y no pensé en las multitudes que me cruzo a diario en el metro y en el bus. No; pensé en mí y en los míos y supe que ellos también eran felices.
Alguien dijo por ahí que es de bien nacidos ser agradecidos y yo no soy una mal nacida:
¡¡MUCHAS GRACIAS TEJEGIRL Y, EN GENERAL, A LAS GALLINAS PORTUGUESAS POR SER COMO SOIS!!
Ais!! Se me olvidaba una cosa muy típica ahora: Feliz Navidad y que gusten vuestros regalos.

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